Mi madre: Mañana no hagas planes que tenemos comida familia.
Yo: Es verdad.
Me lleve la mano a la cabeza. Todos los años la comida familia.
Mi madre: Ya habías echo planes.
Yo: Si.
Mi madre me dio su móvil.
Mi madre: Canceladlos.
Yo: Vale.
Marque el numero de mensaje de Richy, pero no me lo cogia. Decidí escribirle un sms. Le deje a mi madre el móvil sobre la mesa del salón y se podía oír a la perfección la discusión que mantenían mi madre y mi hermana. Obviamente como todos los años mi hermana no quería ir a la comida familiar.
Yo: Venga Esther.
Esther: No te metas en esto.
Yo: Por que tu lo digas.
El tono de la conversión se convirtió en varios gritos, la verdad es que no había peor cosa que llevara que su tono de voz fuera mas alto que el mío.
Esther: Tu a mi no me gritas.
Yo: Ni tu a mi. Niña tu conmigo te relajas.
Mama: ¡Quieta las dos! O os castigo.
Las dos nos callamos al instante.
Esther: Es que no se por que tenemos que ir a esa dichosa comida.
Yo: Por que solo estamos con toda la familia una vez al año y con tus amigos todos los días.
Mama: Sara tiene razón. Así que Esther no quiero oír ningún pero mas o te quedaras castiga.
Esther: No puede castigarme, soy mayor de edad.
Mama: Pues ahí tienes la puerta. Asta que vivas en este techo acataras mis ordenes.
Mi padre llego a la cocina, mi padre es un hombre respetuoso y severo. El es quien manda en casa y no hay peor cosa cuando mi madre y mi padre están de acuerdo en algo. Tanto mi hermana como yo teníamos un gran respeto a mi padre, por así decirlo le teníamos asta miedo.
Papa: ¿Qué esta pasando aquí?.
Esther: Nada.
Papa: Cariño.- Miro a mi madre.
Mama: Todo solucionado.-Le paso el mantel.- Pon la mesa.
Mi hermana y yo ayudamos a poner la mesa. En contad que termine me subí arriba a dormir. Me arrope en las sabanas y me dormí.
El sol del miedo día se colaba en mi habitación atravesando la ventana. Me di media vuelta. Escuche a mi madre por el pasillo con sus gritos estresados. ¿Pero que hora es?. Mire el reloj.
Yo: Mierda.
Me levante de un salto, era la una del miedo día y la comida era a las tres. Crucé el largo pasillo asta llegar al cuarto de baño para ducharme. Alguien aporreo la puerta.
Esther: ¡Vamos!.
Yo: Me acabo de meter al baño, ves a bajo.- Pulse el botón de la ducha.
Esther: Esta papa.
Yo: Pues ajo y agua.
Mi hermana refunfuñó pero no logre oírlo por que ya estaba en la ducha y mas con mis pésimos cantos, menos. Por una vez me alegraba de no escucharla. Salí de la ducha y coji el secador, y la toalla. Abrí la puerta.
Yo: Libre.- Dije en un tono con sarcasmo.
Entre en mi habitación me puse la música a tope. Y al compás me fui arreglando. Menos mal que las pinturas y todo lo tenia en el pequeño tocador de mi habitación. Cuando estuve lista baje a bajo, el coche ya estaba arrancado. Baje con mi traje azul turquesa con los tacones negros que conjuntaban a la perfección con el bolso.
Yo: Falta Esther.- Entre en el coche.
Papa: ¿La queda mucho?.
Yo: No lo se.
Mi padre fue a tocar el clason.
Yo: No. Si la metes prisa tarda mas.
Mama: Ley de las chicas.
Las dos no echamos a reir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario